México se encuentra en el centro de una nueva ola de nearshoring, con empresas de todo el mundo buscando trasladar sus operaciones más cerca de Estados Unidos. Sin embargo, surge la pregunta crucial: ¿está la infraestructura del país preparada para manejar este incremento en la actividad comercial y logística? Exploremos el panorama actual y las perspectivas futuras.
La Transformación del Comercio Bilateral
En los últimos años, México ha experimentado un aumento sin precedentes en su comercio con Estados Unidos. En 2023, el volumen comercial bilateral alcanzó un récord de $798,800 millones, superando incluso a China y convirtiendo a México en el principal socio comercial de Estados Unidos. Este fenómeno se debe en gran medida al auge del nearshoring.
Desde la década de 1970, empresas internacionales con intereses en el mercado norteamericano han estado deslocalizado sus operaciones hacia el sur de la frontera. Compañías como Volkswagen, Ford, GM, Toyota, Daimler Trucks, Navistar, Volvo, Samsung, LG, Procter & Gamble y Nestlé son solo algunos de los ejemplos más destacados.
La entrada en vigor del T-MEC en 2020 ha sido un catalizador clave, eliminando aranceles, simplificando los procedimientos aduaneros y mejorando el acceso para las empresas que operan a ambos lados de la frontera. Además, la pandemia de COVID-19 ha acelerado aún más este proceso, impulsando a las empresas a buscar cadenas de suministro más cortas y menos vulnerables.
Preparación de la Infraestructura Mexicana
Ante este aumento vertiginoso del comercio bilateral, surge la pregunta crucial: ¿puede la infraestructura de México hacer frente a esta demanda creciente? La respuesta no es sencilla, pues el país presenta una mezcla de fortalezas y debilidades en su red logística.
Aeropuertos: Centros de Actividad Aérea
Los principales aeropuertos de México, como Ciudad de México (MEX), Felipe Ángeles (NLU), Guadalajara (GDL), Querétaro (QRO) y Monterrey (MTY), han experimentado un aumento significativo en el movimiento de mercancías, alcanzando cerca de 1.2 millones de toneladas métricas en 2023. Estos centros de actividad aérea juegan un papel crucial en el comercio internacional.
Puertos Marítimos: La Columna Vertebral del Comercio
Dado que el 80% del comercio se realiza por mar, México cuenta con una sólida infraestructura portuaria. El Sistema Portuario Nacional consta de 117 puertos a lo largo de las costas del Golfo de México, el Océano Pacífico y el Caribe. Los puertos más concurridos son Manzanillo en el Pacífico (que maneja el 48% de los envíos), seguido de Lázaro Cárdenas, Veracruz, Altamira y Ensenada.
Ferrocarriles: Conectando el Interior
Con más de 27,000 km de vías y 30,070 vagones, la red ferroviaria de carga de México mueve el 13% de la carga total del país. El cruce de Laredo es el más transitado, con un promedio de 24 trenes que cruzan la frontera internacional a diario.
Carreteras: La Columna Vertebral del Comercio Transfronterizo
Los 172,000 km de carreteras son el sustento del comercio entre México y Estados Unidos. En 2023, los camiones transportaron el 71% del flujo comercial, mientras que el ferrocarril y los buques movieron el 12% cada uno, el aire el 3% y los oleoductos el 2%. Laredo, Otay Mesa y El Paso son los centros de carga de mayor volumen, con Laredo a la cabeza, recibiendo 10,000 vehículos pesados en dirección norte todos los días.
Retos y Obstáculos
Si bien la infraestructura de México presenta fortalezas, también enfrenta una serie de desafíos que amenazan con obstaculizar el flujo comercial.
Congestión y Cuellos de Botella
La congestión es un problema constante en el transporte marítimo, terrestre y aéreo. Algunos de los factores que contribuyen a estos retrasos incluyen la transición del AICM al AIFA, la creciente demanda de automóviles asiáticos que desborda la capacidad portuaria y las largas filas de camiones en los cruces fronterizos.
“En algunos puntos de cruce como Reynosa, son muy eficientes, y el movimiento de carga se vuelve fluido, pero no todos los puntos tienen el mismo nivel de eficiencia”, comenta Pablo Quezada, director general de Datoz Real Estate Data Tech.
Desafíos Energéticos
El suministro eléctrico en el norte de México puede afectar seriamente el nearshoring. Jorge González, de The Nearshore Company, señala que dado que la CFE es el monopolio, “están teniendo dificultades para cumplir con los requisitos”. Los fabricantes necesitan una corriente confiable a largo plazo para sus operaciones.
Seguridad y Crimen Organizado
Más allá de los desafíos logísticos, la seguridad y el crimen organizado también representan una preocupación importante. Jorge González advierte que “si el gobierno mexicano no invierte seriamente en infraestructura y combate el crimen organizado, la oportunidad de nearshoring que mucha gente está viendo puede no materializarse como a todos les gustaría”.
Perspectivas de Futuro
A pesar de los retos, México emerge como uno de los principales contendientes para atraer inversión en el contexto del nearshoring. Su ubicación estratégica, mano de obra calificada, acuerdos comerciales favorables y su estrecha alianza con Estados Unidos lo convierten en un destino atractivo.
Sin embargo, para capitalizar plenamente esta oportunidad, el país debe actuar con urgencia. “Si el gobierno mexicano no invierte seriamente en infraestructura y combate el crimen organizado, la oportunidad de nearshoring que mucha gente está viendo puede no materializarse como a todos les gustaría”, advierte González.
Esta nueva ola de nearshoring podría ser un punto de inflexión para México, incluso más acelerado que las anteriores. Adaptarse al cambio y aprovechar el momento es crucial. Con una estrategia integral de desarrollo de infraestructura, mejora de la seguridad y fortalecimiento de las cadenas de suministro, México tiene la oportunidad de consolidarse como un destino de primer nivel para la inversión y el crecimiento industrial.
Conclusión
El auge del nearshoring en México presenta tanto oportunidades como desafíos para su infraestructura. Si bien el país cuenta con fortalezas en áreas clave como aeropuertos, puertos marítimos, ferrocarriles y carreteras, también enfrenta problemas de congestión, cuellos de botella y desafíos energéticos que amenazan con obstaculizar el flujo comercial.
Para aprovechar plenamente esta ola de nearshoring, México debe actuar con urgencia y abordar estos retos de manera integral. La inversión en infraestructura, la mejora de la seguridad y la optimización de las cadenas de suministro serán cruciales para que el país pueda consolidar su posición como un destino de primer nivel para la inversión y el crecimiento industrial.
El futuro de México en el contexto del nearshoring dependerá de su capacidad para adaptarse y responder a las demandas cambiantes del mercado. Con una estrategia sólida y la determinación de convertirse en un líder regional, el país tiene la oportunidad de transformar esta tendencia en un motor de desarrollo económico a largo plazo.